miércoles, 22 de mayo de 2013
LA COMUNICACIÓN RADIOFÓNICA - La música
La relación entre música y radio es tan estrecha que difícilmente podríamos hacernos una idea de cómo sería el medio sin la existencia de este componente del lenguaje radiofónico. En los informativos, en los espacios deportivos, en las tertulias, en los anuncios..., siempre hay un lugar para la música, como también lo hay, obviamente, en aquellas emisoras que basan en esta materia prima toda su programación (Cadena 40, Cadena Dial, Radio Clásica, etc.).
La relación de la que hablamos no es nueva, sino que se remonta a los primeros albores de la radio. Por entonces, la música ya era aprovechada para deleitar y entretener a los oyentes, aunque, dadas las limitaciones técnicas de la época, las emisoras no tenían más remedio que trasladar sus micrófonos hasta aquellos escenarios (teatros, salas de fiesta, óperas) en los que se desarrollase una actuación que, por las razones que fuera, mereciera ser transmitida en directo. Posteriormente, los avances tecnológicos permitieron a las emisoras adaptar acústicamente sus instalaciones para albergar orquestas, grupos de cámara, coros, etcétera, lo que supuso un verdadero revulsivo. Las estaciones estaban en condiciones de ofrecer una programación musical propia y variada.
Sin embargo, los pasos más significativos se dieron con la llegada del disco y, sobre todo, con la incorporación, a mediados del siglo XX, de los grabadores a la producción y la realización radiofónicas. Estos inventos propiciaron un aumento del número de espacios musicales, el nacimiento de emisoras especializadas en música y la creación de piezas especialmente concebidas para el medio.
En la actualidad, si analizas la oferta de las distintas emisoras te será muy fácil comprobar que la utilización de la música no es siempre la misma. Así, si en algunas ocasiones se te brinda la oportunidad de escuchar íntegramente una canción, en otras simplemente se te ofrece la posibilidad de percibir una melodía que suena de fondo mientras un locutor o una locutora te invita, por ejemplo, a que te apuntes a una academia para mejorar tu inglés. Todo depende, como ahora veremos, del programa que estés sintonizando, de las intenciones del emisor y, sobre todo, del contexto en el que se integre la música. Ten en cuenta que, aunque cualquier composición es susceptible de despertar determinadas sensaciones y emociones en aquel que la escucha, su significado en radio puede variar a partir la relación que guarde con otros materiales, como la voz o los efectos sonoros.
Funciones de la música en la radio
Las variables a las que nos acabamos de referir, pero especialmente el contexto, determinan que la música en la radio actúe de distintas formas, es decir, que cumpla diferentes funciones según se presente en cada momento. La mayoría de los autores que abordan este tema coinciden en destacar la riqueza del lenguaje musical y las múltiples posibilidades de explotación de esta materia prima en el ámbito de la comunicación radiofónica. Sin embargo, a la hora de referirse a las distintas funciones que puede llegar a desempeñar la música, existen pequeñas diferencias. Aquí te proponemos, a modo de síntesis, una clasificación clara y, sobre todo, muy fácil de poner en práctica.
Función sintáctico-gramatical:
La música actúa en función sintáctico-gramatical cuando se utiliza para ordenar y distribuir contenidos y secciones, es decir, cuando tiene un carácter organizador. En esta función, muy habitual en los informativos, la música se presenta en diferentes tramos de corta duración, lo que da lugar a que se pueda hablar de distintos tipos de inserciones, como la sintonía, la cortina, la ráfaga y el golpe musical.
Sintonía: Se trata de un fragmento musical, de entre 15 y 30 segundos de duración, que aparece siempre al inicio y al final de un programa radiofónico. La principal función de la sintonía es identificar a dicho programa, diferenciándolo del resto de espacios que componen la oferta de una emisora. Sería, por utilizar un símil muy apropiado, una especie de Documento Nacional de Identidad del programa.
La sintonía juega un papel determinante, ya que, atendiendo a las características que presente la música, va a despertar en el oyente toda una serie de expectativas (contenido, ritmo, etc.) sobre el tipo de emisión a la que acompaña. Por este motivo, la sintonía será buena si, al final, dichas expectativas se ven cumplidas.
En no pocas ocasiones, sobre la sintonía aparece una voz que nos informa acerca de algunas características del espacio que vamos a escuchar, como su nombre, el de su presentador/a, su horario o día de emisión, etcétera. Cuando esto sucede, estamos ante lo que en el argotaudiovisual se conoce con el nombre de careta. Sería algo así como lo siguiente:
(Acompañada por una música acorde con el tipo de programa, una voz dice...)
"La telaraña. Tu programa sobre Internet en Radio Maravilla.
Todos los jueves las web más actuales, las novedades, las noticias más sabrosas sobre la Red.
Te damos todo.
Vive Internet de la mano de María García".
Hemos seleccionado distintos fragmentos para que puedas apreciar con claridad las explicaciones que se te han dado. Cuando los escuches, reflexiona sobre lo que te sugiere cada una de las sintonías y caretas y procura asociarlas con un determinado tipo de programa:
Cortina: Se trata de un fragmento musical de unos 10-15 segundos de duración que se utiliza para separar, en el seno de un mismo programa, contenidos claramente diferenciados (por ejemplo, en un dramático radiofónico para pasar de una escena a otra). En ocasiones, la cortina es un conjunto de frases musicales extraídas de la sintonía:
Para que te hagas una clara idea de lo que viene a ser una cortina, recuerda la utilización que de las así llamadas se hace en el teatro. Como advierte el profesor Balsebre, en las representaciones teatrales las cortinas tienen la función de ocultar al público una parte del escenario mientras se procede al cambio de decorado, en los períodos de transición de una escena a otra, de un acto al siguiente.
Ráfaga: En tanto que fragmento musical en función sintáctico-gramatical, la ráfaga, al igual que la cortina, sirve también para separar contenidos o bloques temáticos dentro un mismo programa. Sin embargo, dada su menor duración (unos 5 segundos), marca una transición más corta y dinámica, por lo que suele utilizarse asiduamente en los informativos radiofónicos. La ráfaga se usa, por ejemplo, para separar las noticias nacionales de las internacionales, o la economía del deporte. Al igual que en el caso anterior, es habitual que las ráfagas se extraigan también de la sintonía:
Golpe musical: Se trata de un fragmento extremadamente corto (entre 2 y 3 segundos) que se utiliza para llamar la atención del oyente en un momento determinado o para separar fragmentos sonoros verbales que están enlazados por un/a mismo/a locutor/a (por ejemplo, en un bloque de información deportiva varias noticias seguidas sobre el FC Barcelona). Para producir el efecto de golpe, conviene que el fragmento presente una marcada ascendencia tonal, como éste que te mostramos:
Función programática: aparece cuando la música es el objeto/contenido principal sobre el que se construye toda la programación de una emisora, o, en su defecto, un programa o una sección determinados. En el panorama radiodifusor actual, la música en función programática encuentra su máximo exponente en esa oferta especializada de la que se habla en el apartado sobre Historia y evolución del medio, especialmente en lo que se denominan radiofórmulas musicale. Pero además, también se da esta función en los siguientes casos:
En los especializados musicales o monográficos: Es decir, en programas específicos que generalmente giran en torno a distintos estilos musicales. Por ejemplo, un espacio sobre música electrónica, en el que se presentan las últimas novedades, o un programa sobre música clásica, en el que cada semana se ahonda sobre un determinado compositor.
Al emitir temas musicales en programas no especializados: Cuando se inserta una canción o cualquier otra pieza musical en algún momento de un programa, no especializado en música, para suscitar la reflexión, para estimular la relajación o, simplemente, para hacer una pausa musical.
Eventos especiales: Es decir, cuando se transmite un concierto o una actuación determinada. Este tipo de retransmisiones no es muy habitual en la radio española, de ahí que hablemos de eventos especiales.
Analizadas las funciones sintáctico-gramatical y programática, vamos a centrarnos ahora en aquellas otras funciones que, como advierte el profesor Armand Balsebre en El lenguaje radiofónico, son específicas del medio que nos ocupa y, una vez más, del particular contexto que caracteriza la percepción radiofónica. Este contexto favorece que el código imaginativo-visual de la música en la radio integre dos nociones: restitución de una realidad subjetiva e interior (el pensamiento, sensaciones, la emoción: movimiento afectivo) y restitución de una realidad objetiva y exterior al sujeto que la percibe (movimiento espacial, visión panorámica, localización del detalle).
Función descriptivo-ambienta: la música se presenta ejerciendo esta función cuando, en el momento de describir un lugar, un espacio o un ambiente, su presencia está plenamente justificada, ya que, en verdad, forma parte de la realidad "objetiva" a la que se está aludiendo a través de la radio. Un ejemplo ilustrativo de esta función podríamos encontrarlo en un supuesto reportaje sobre el consumo de alcohol en las discotecas, lugares en los que la música está siempre presente.
Función descriptivo-ubicativa: Aparece cuando en la radio se hace uso de una música que, sin pertenecer al ambiente, traslada mentalmente al oyente a un lugar o a un espacio concreto. Dicha traslación se origina porque, al escuchar una melodía, el receptor la asocia automáticamente, por pura convención sonoro-narrativa, con un determinado referente. Por ejemplo, la salsa con Cuba, la Sardana con Cataluña, un vals de Strauss con Austria o la música de carrusel con una feria.
La música descriptivo-ubicativa se utiliza con frecuencia en la radio, sobre todo en los reportajes y en los anuncios publicitarios. Su uso, no obstante, denota una marcada falta de creatividad, ya que, en verdad, es un recurso excesivamente fácil. Date cuenta que casi siempre se cae en los mismos tópicos: las agencias de viajes anuncian ofertas a Brasil con una Samba, los restaurantes gallegos de Madrid utilizan una Muñeira como reclamo, en un reportaje sobre la afición a los toros se pinchan pasodobles, y así sucesivamente: .
Función descriptivo-expresiva
En la radio, la música desempeña esta función cuando suscita un determinado "clima" emocional y crea una determinada "atmósfera" sonora. Se usa, en definitiva, para despertar sensaciones y emociones en aquel que la escucha.
En este caso, la música adquiere una dimensión subjetiva y simbólica, y, a menudo, se utiliza para ilustrar el universo interior de un personaje o el sentimiento que le produce a éste una situación dada. También suele ser usada como instrumento de descripción visual y representar así los estados emocionales que producen algunos fenómenos meteorológicos como las tormentas, la lluvia o el viento, o ciertos lugares y espacios, aunque no forme parte de los mismos.
Para seleccionar una pieza musical con la que pretendas incidir en las sensaciones y emociones, es muy importante que, previamente, analices lo que te inspira su escucha. Esta recomendación es lógica, pero si la destacamos aquí es porque muchas veces los temas son elegidos en función de su título y no de las imágenes que en nuestra mente genera su audición. Ten en cuenta que, por ejemplo, Wather Música de Händel no contiene tantas imágenes que sugieran el correr del agua como alguna de las composiciones de Tangerine Dream.
Para que puedas comprobar sobre el terreno a qué nos referimos cuando hablamos de música en función descriptivo-expresiva, te presentamos un fragmento de la ficción radiofónica El reino sin luz, ideada por Angel Rodríguez, profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona y producida en los estudios de radio de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de dicha Universidad. La obra fue emitida en el ya desaparecido Ars Sonora, programa de la antigua Radio 2 de Radio Nacional de España. Cuando lo escuches, podrás visualizar claramente cómo la música que suena despierta una auténtica sensación de angustia en el personaje protagonista: .
Pese a que hayamos podido establecer esta tipología, es importante advertir que en muchas ocasiones una misma melodía puede llegar a desempeñar más de una función a la vez. Esta circunstancia podría darse, por ejemplo, en un reportaje sobre un parque de atracciones. En este caso, la música de carrusel forma parte de la realidad que se está describiendo, ubica en ese lugar y, además, puede despertar ciertas emociones en un receptor que, al escucharla, recuerde algunos momentos de su infancia.
La música en la publicidad radiofónica
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En el terreno de la publicidad radiofónica, la música ha ocupado tradicionalmente un lugar muy destacado. Son muchos los anuncios de mediados del siglo pasado que todavía perduran en el recuerdo de nuestros padres o abuelos gracias a las sintonías que habían sido expresamente creadas para dar a conocer las excelencias del Chocolate Lloveras, del Flan Chino Mandarín, del Calmante Vitaminado o del mítico Cola-Cao:
Como señalan las profesoras de la Universidad de Vigo Mariluz Barbeito y Montse Vázquez en una interesante aportación titulada La radio, un medio publicitario infravalorado, los publicistas de la época supieron aprovechar muy bien el valor estratégico que ya por entonces podía suponer la identificación de cualquier marca o producto con una determinada melodía o con una canción cuya letra describiera las virtudes de aquello que se anunciaba.
Aunque esta práctica pervive todavía hoy en la publicidad radiofónica, gran parte de las cuñas actuales sólo utilizan la música como un recurso puramente ornamental, como un simple adorno o telón de fondo, ignorando muchas veces que éste, como ya has podido comprobar, es un componente del lenguaje radiofónico extremadamente rico.
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